Los estudios de avistamiento de aves se han extendido a lo largo de 25 municipios del suroriente de Boyacá, en las provincias de Márquez, Oriente, Centro, Neira y Lengupá, identificando más de 300 especies de aves nativas y extranjeras que ven en el suroriente de Boyacá un lugar ideal para reproducirse y anidar.
Corpochivor inició la investigación de estas especies en el año 2008, con el fin de identificar cuáles eran las aves nativas y foráneas que hacían presencia en el territorio. Por lo cual, se realizó un despliegue especializado en ecosistemas estratégicos de la región como el páramo de Mamapacha y Bijagual, páramo Cristales Castillejo, páramo de Rabanal, páramo de Cuchilla Negra y Gunáque, páramo de San Calletano y la región de Santa María. Allí, se logró evidenciar la mayor cantidad de especies, en su mayoría vulnerables, cómo la Cotorrita Alipinta (Touit Stictopterus) de la cual no se tenía registro en la región desde hace 60 años y que en la actualidad, su presencia es un indicador de conservación de ecosistemas boscosos que superan los 1.050 metros de altura sobre el nivel del mar.
Sin embargo, en esta lista de más de 300 especies avistadas, se encuentran ejemplares extranjeros que recorren miles de kilómetros de distancia para poder reproducirse y anidar en los ecosistemas boyacenses como por ejemplo, Patos Canadienses, Águilas y Halcones. Pero los más singulares son la Reinita Cerúlea (Dendroica cerulea), una especie que se encuentra principalmente en Estados Unidos y Canadá de tonalidades azúl intenso, que visita el territorio en dos épocas específicas del año como mayo-agosto y septiembre-octubre, con el fin de reproducirse. Además de este ejemplar, se tienen registros de aves extranjeras cómo el Píbi Boreal (Contopus Cooperi) quien viaja alrededor de 80 mil kilómetros desde Norte América para habitar los bordes de los bosques boyacenses y terrenos semiabiertos con el fin de alojarse y conseguir alimento para sus crías.
La protección de estas especies es fundamental para mantener los ecosistemas en armonía, debido a que son los principales actores que regeneran el territorio ya que al depositar sus eses en los claros de los bosques, luego de ingerir semillas o frutos, contribuyen al nacimiento de potenciales bancos de semillas que con el tiempo se convertirán en futuros bosques y plantaciones. Por tal razón, Corpochivor reforzó la vigilancia de estas especies a través de proyectos que vinculan a la comunidad, como la red de monitoreo municipal, en la cual, los habitantes con equipos especializados aportados por la corporación, realizan un rastreo periódico de especies con el fin de protegerlas y clasificarlas.
Para el Director General de Corpochivor, Fabio Antonio Guerrero Amaya, “es fundamental salvaguardar la vida de estas especies, debido al desequilibrio potencial que se puede generar si no se protegen, ya que las malas prácticas que ocasionan la desaparición de estos ejemplares repercuten en los efectos globales de cambio climático y de deforestación. Por lo cual, la corporación invita a la población en general a disfrutar de estas hermosas aves en su hábitat natural y no tenerlas cautivas en los hogares”.
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